Durante el embarazo las mujeres somos más sensibles al calor. Si a eso le sumamos el hinchazón en los pies y todas esas pequeñas incomodidades que se asocian a un avanzado estado de gestación, estar embarazada en pleno verano puede volverse todo un reto.
Sin embargo, existen ciertas recomendaciones que puedes seguir para hacer este periodo más llevadero pese a las altas temperaturas:
Procura mantenerte bien hidratada aumentando la ingesta de líquidos y tomando alimentos refrescantes como ensaladas y frutas, mucho pescado y suficientes lácteos. Favorecerás así el tránsito intestinal disminuyendo las posibilidades de padecer cistitis, una afección muy común en esta época del año, además de contribuir a tener una dieta equilibrada con los nutrientes que necesitas.
Vístete con colores claros y ropa holgada, las gasas o el lino serán tus grandes aliados para combatir el calor. No dudes en usar sombreros tipo pamela este verano, que además de estar a la última, te servirán para proteger tu rostro frente a las posibles manchas ocasionadas por el sol.
El verano es una época estupenda para disfrutar al aire libre y realizar esas actividades que en invierno no podrías. Si quieres mantenerte en forma, siempre y cuando esté recomendado por tu médico, nadar o pasear tranquilamente al caer el sol te ayudarán a preparar tu cuerpo para el momento del parto.
Las duchas templadas son una opción muy adecuada para esos momentos de calor sofocante. Así regularás tu temperatura corporal mejor incluso que recurriendo a una ducha fría.
Para finalizar, si eres propensa a tener la tensión baja, aprovecha este periodo para relajarte y descansar en una hamaca, recuerda, es verano, no todo van a ser malas noticias. Tener los pies en alto te ayudará a mejorar la circulación y a evitar que se te hinchen tanto los pies.
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